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Aportaciones de UPA a la Estrategia Nacional de Alimentación

UPA - 15/10/2024

Propuestas e ideas remitidas por UPA al Ministerio de Agricultura en el plazo de presentación de sugerencias para la elaboración de la Estrategia Nacional de Alimentación.

Noticia: UPA reclama que la Estrategia Nacional de Alimentación reconozca el valor de la agricultura familiar

La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) acoge con satisfacción y esperanza el compromiso por parte del Gobierno de España para la aprobación de una Estrategia Nacional de Alimentación. Desde la óptica del modelo social de Agricultura Familiar que defendemos y promovemos desde UPA, nos ofrecemos a colaborar en la elaboración y desarrollo de dicha Estrategia.

En este documento queremos contribuir con nuestras aportaciones relativas al planteamiento hacia una alimentación sostenible, también nuestra posición sobre el desperdicio alimentario y la calidad agroalimentaria, y finalmente aportar respuestas a las cuestiones que se nos plantean.

Alimentación sostenible

La Agricultura Familiar es esencial para nuestra alimentación, de todas las funciones que ejerce la agricultura familiar, la producción de alimentos es la más esencial e importante. Por ello es imprescindible asegurar una cadena de suministro alimentaria fuerte ante posibles adversidades como pandemias, cambio climático, crisis económicas, etc. Por este motivo es vital el apoyo al modelo de Agricultura Familiar y el fortalecimiento de las zonas rurales, que permanezcan vivas y para ello es necesario e imprescindible la mejora de las rentas y las condiciones de vida de la población rural, en particular la de agricultores y ganaderos. 

Tenemos que avanzar hacia un modelo de sistema alimentario sostenible, que fomente la salud de los consumidores, la sostenibilidad ambiental y la prosperidad económica, pero partiendo de valorizar a la Agricultura Familiar y asegurando un desarrollo equilibrado y equitativo en todo el territorio nacional.

Propuestas de UPA para una Alimentación sostenible:

  • Promover un rendimiento económico justo en la cadena agroalimentaria, reforzando el peso de la Agricultura Familiar en la cadena de valor, con precios justos, relación contractual, etiquetado de origen obligatorio, flexibilidad en los reglamentos higiénico-sanitarios, fomentando las producciones de calidad diferenciadas sostenibles, la venta directa y las cadenas cortas de comercialización.
  • Promover las buenas prácticas productivas y ambientales de la Agricultura Familiar para fortalecer el reconocimiento social a su labor de protección de la salud alimentaria.
  • Adaptación de las normativas de producción y distribución alimentaria a la realidad efectiva y dimensión de las explotaciones de carácter familiar.
  • Promoción de sistemas alimentarios sostenibles y agroecológicos que propicien una dieta diversificada, saludable, sostenible, las identidades culturales y la igualdad de género.
  • Reconocimiento del derecho a una alimentación sana y sostenible con las correspondientes regulaciones normativas.
  • Acompañamiento técnico y presupuestario a la Agricultura Familiar, desde el diálogo e interlocución, para las nuevas pautas alimentarias y recomendaciones nutricionales.
  • Desarrollo de normativa adaptada a la industria transformadores de carácter familiar (envasado miel, queserías, etc) y con un marco estatal: Ley de Artesanía Alimentaria.
  • Mejora de la regulación de la transformación y la venta directa por parte de las explotaciones agrarias.
  • Difusión y formación ciudadana de la importancia de los sistemas alimentarios sostenibles en colaboración con las organizaciones profesionales agrarias.
  • Acuerdos entre organizaciones de productores y agentes de la distribución mayorista y minorista para un mayor conocimiento y comercialización de las ventajas nutricionales de productos frescos, ecológicos, de temporada, de cercanía y ligados al territorio.
  • Mejora en las infraestructuras de producción y comercialización en origen para una mayor orientación al mercado y una adaptación ágil y eficiente a las necesidades y demandas de una alimentación suficiente, saludable y responsable a los consumidores.
  • Desarrollo e implantación de criterios de compra pública responsable, orientada a productos sostenibles y ecológicos, priorizando modelos de Agricultura Familiar.
  • Fomento de acuerdos comerciales y cooperación con las empresas de distribución alimentaria para asegurar el acceso de los productos de la Agricultura Familiar al conjunto de la ciudadanía.
  • Incorporación de tecnologías digitales que permitan abrir canales de comercialización en beneficio de productos de la Agricultura Familiar.
  • Fomento de las cadenas cortas de comercialización.
  • Apoyo a los sistemas de comercialización de productos frescos, ecológicos y temporada, con los cambios normativos necesarios.
  • Establecimiento de sistemas de prevención del fraude alimentario, incluyendo aspectos que afecten a la calidad de los productos, su inocuidad, su trazabilidad y el origen de estos.

Desperdicio alimentario

Tanto desde el punto de vista ético, como de justicia social y de sostenibilidad económica y ambiental, apoyamos la necesidad de una Ley de desperdicio alimentario y su posterior desarrollo;  y de realizar un mayor esfuerzo en reducir el desperdicio alimentario y orientar hacía unos mecanismos de actuación más eficientes a lo largo de toda la cadena alimentaria de manera integral, en cumplimento de la Agenda 2030 y sus ODS y específicamente en el ODS 12.3 (aspira a reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita en el mundo y reducir la pérdida de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro).

El desperdicio alimentario provoca el encarecimiento de los alimentos a la sociedad, malgasto de los recursos naturales y de los inputs necesarios para la producción de los alimentos, incremento de los residuos, impacto ambiental, incremento de emisiones de gases efecto invernadero y, disminución de la eficiencia y rentabilidad de las explotaciones agrarias, más aún desde la perspectiva de la Agricultura Familiar

Los factores que mayoritariamente producen pérdida y desperdicio en agricultura son:

  • En la etapa de cultivo: incidencias climáticas, plagas y enfermedades.
  • En la etapa de recolección: ineficiencia de la maquinaria utilizada en la recolección, coste de recolección elevado que no compensa la recogida e incidencias climatológicas.
  • En la etapa de acondicionamiento y manipulación, ocurre a veces que no se cumple con los estándares de calidad, el precio del producto no es competitivo o hay problema de demanda. Un destino habitual de los productos que no se pueden comercializar en esta etapa son la industria transformadora, la alimentación animal y el compostaje.

Propuestas de UPA ante el desperdicio alimentario:

  • La planificación y calendario de cosechas se debe realizar en conjunto de toda la cadena alimentaria con el objetivo de evitar una sobreproducción. En este aspecto los agricultores y ganaderos no pueden decidir por sí solos ya que producen para una demanda y compradores que marcan las pautas. En este sentido el fomento de una relación contractual, y más aún si es de carácter plurianual, en la que el sector industrial y comercial establezca unas previsiones de cantidades a comprar bajo contrato, beneficiaría indudablemente una reducción de desperdicios, al tener los agricultores y ganaderos una garantía de compra para unas producciones determinadas. Por tanto, consideramos que el fomento de una relación contractual con estimaciones previas de compras sería una herramienta clave de cara al plan de prevención que se debe establecer y desarrollar
  • La revisión de determinadas normas de comercialización en base a parámetros como calibres, aspecto exterior, peso, etc, son indispensables como instrumentos para buscar el objetivo de reducir el desperdicio alimentario. El cumplimiento de determinadas normas, que impiden una comercialización normal de sus productos para el objetivo por el que se produjeron, y que pueden considerarse absurdas y contraproducentes a la sostenibilidad en todas sus facetas, está provocando un elevado número de desperdicio alimentario, aunque sus productos sean de perfecta calidad sanitaria y organoléptica para el consumidor final, al cual por lo general no llegan. Paralelamente es imprescindible realizar campañas divulgativas de cara a la sociedad con el objetivo de valorar los productos alimentarios que no sean perfectos desde el punto de vista visual pero que tienen intrínsecos altos valores de sostenibilidad y salubridad
  • En aquellos casos donde se pueda alcanzar un exceso de producción en una campaña, se debería establecer un mecanismo que permita recoger el producto excedentario para destino a la donación alimentaria, y que cubra los costes de su cosecha.
  • Fomentar acciones de formación, divulgación-concienciación y asesoramiento en el ámbito de la prevención y reducción de pérdidas y desperdicio alimentario e impulsar medidas de I+D+i, tales como mejorar el destino de productos agrarios descartados hacia la alimentación animal, transformación para subproductos industriales alternativos, compost, valoración en compost o para uso energético (ej biogás), etc
  • Para frenar el desperdicio de alimentos a lo largo de toda la cadena alimentaria, es preciso contar con sistemas de medición y control, así como de acompañamiento y formación en buenas prácticas desde las explotaciones agrícolas y ganaderas, hasta los hogares. Pero las obligaciones planteadas en la propuesta de Ley deben ser proporcionales y acordes a la estructura y dimensión económica de los agentes de la cadena alimentaria, teniendo en cuenta la singularidad y características de las pequeñas y medianas explotaciones de carácter familiar
  • Dar prioridad a las economías y mercados locales, mediante acciones de planificación de mercados de productores (agricultores y ganaderos), crear cultura de consumo local y potenciar la compra pública
  • Impulsar la cooperación campo-ciudad. Promover iniciativas de consumidores y productores organizados para comprar y vender alimentos de temporada y ecológicos, lo más próximos posible y en circuitos cortos, con vocación de cerrar la brecha entre el campo y la ciudad. Impulsar la conectividad de acceso a internet como herramienta imprescindible para facilitar la comercialización en circuito corto Creación de redes de comercialización en responsabilidad compartida campo-ciudad
  • Elaborar un plan nacional de transición a la alimentación saludable, sostenible y responsable en las escuelas y restauración colectiva pública (hospitales, residencias de ancianos, etc).

Calidad Agroalimentaria

La calidad agroalimentaria es uno de los pilares de la política europea, que pretende poner en valor la diferenciación de los productos con origen en un Estado Miembro de la UE. Sin duda, a pesar de los esfuerzos llevados a cabo durante décadas existe aún un desconocimiento sobre el sistema de producción europeo y la calidad de los alimentos obtenidos bajo el mismo.

Por otro lado, la enorme competencia por conseguir fidelizar al consumidor y la necesidad de las empresas de diferenciar sus productos de la competencia está acentuando este desconocimiento con prácticas que inducen claramente al error.

En los últimos años, se están utilizando en el etiquetado conceptos muy aceptados por el consumidor que no están sujetos por ninguna reglamentación y que lo único que hacen es engañar. Además, es cada vez más común que las empresas alimentarias establezcan condiciones en los contratos que van mucho más allá de la normativa y que en ningún caso redundan en un mayor precio en origen para agricultores y ganaderos.

Desde UPA apostamos por la agricultura de calidad para que los productos obtenidos en las explotaciones familiares se vean compensados con unos precios que valoren el esfuerzo realizado por los agricultores y ganaderos.

Propuestas de UPA para fomentar la calidad de producciones agroalimentarias:

  1. Establecimiento de sistemas de información, promoción y publicidad, claros y eficaces de cara a dar a conocer el producto al consumidor final. Promocionando sus cualidades diferenciadas y explicando las especificidades propias al producto.
  2. Apoyo a las denominaciones de origen, indicaciones geográficas, sellos de calidad y marcas territoriales que promuevan la diferenciación basada en el territorio. Así como certificaciones ecológicas y criterios de sostenibilidad, incluyendo su protección internacional y facilitando la adaptación normativa a las circunstancias del mercado.
  3. Plan de coordinación entre administraciones públicas, que persiga la información errónea en los etiquetados y campañas de marketing de productos agroalimentarios.
  4. Es fundamental desarrollar instrumentos de coordinación entre todos los eslabones de la cadena de producción para conseguir un producto de calidad que sea aceptado por el consumidor. Comercializadores, Industria, Distribución y Administraciones Públicas deben implicarse en la calidad agroalimentaria como alternativa eficaz de cara a competir en el mercado global.
  5. “La calidad se paga”. Se debe garantizar un nivel de precios adecuado a los alimentos de calidad producidos, en valorización del esfuerzo desarrollado por los agricultores y ganaderos para su elaboración.
  6. Se tienen que desarrollar mecanismos de financiación y apoyo a la agricultura de calidad como sector nacional estratégico de cara a ser más competitivo a nivel europeo y a nivel mundial.
  7. Desde UPA entendemos que deben existir mecanismos que garanticen la comercialización de los productos de calidad, sobre todo en producciones ubicadas en zonas con problemas de despoblamiento, de montaña y con alto valor medioambiental, cuya actividad supone un claro beneficio social, medioambiental, y básico para el desarrollo rural.

Cuestiones planteadas desde el MAPA

A continuación recogemos las respuestas de UPA a las cuestiones planteadas desde el Ministerio de Agricultura.

Dentro de vuestro ámbito específico, ¿Qué acciones deberían llevarse a cabo, implementarse o incluir en la Estrategia Nacional de Alimentación?

  • Visibilizar y valorizar la función que ejerce la Agricultura Familiar en la producción sostenible de alimentos, priorizando determinadas actuaciones (a lo cual deber contribuir la futura Ley de Agricultura Familiar) y desarrollando una adecuada y extensa campaña de comunicación a la sociedad, y al consumidor en particular en lo referido a la producción de alimentos sostenibles por parte de los agricultores y ganaderos de carácter familiar, que gestionan la tierra de manera directa y realizando prácticas agronómicas y de gestión del ganado sostenibles.
  • Mejorar la rentabilidad de las explotaciones agrícolas y ganaderas familiares, garantizando un nivel de precios justos y adecuados de los alimentos producidos, en valorización del esfuerzo desarrollado por los agricultores y ganaderos para su producción y elaboración. Para ello es necesario equilibrar la cadena agroalimentaria y reforzando el peso de la Agricultura Familiar en la cadena de valor (precios justos, relaciones contractuales….).
  • Impulsar la cooperación campo-ciudad, promoviendo iniciativas de consumidores y productores organizados para comprar y vender alimentos de temporada y ecológicos, y en circuitos cortos, con vocación de aminorar la brecha entre el campo y la ciudad.
  • Adaptar las normas de producción y distribución alimentaria a la realidad efectiva y dimensión de las explotaciones de carácter familiar.
  • Desarrollo de la normativa adaptada a la industria transformadora de carácter familiar (envasado de miel, queserías, etc) y con un marco estatal a través de una Ley de Artesanía alimentaria.
  • Fomento de las cadenas cortas de comercialización.
  • Establecer sistemas de prevención del fraude alimentario, incluyendo aspectos que afecten a la calidad de los productos, sus métodos de producción, y su origen entre otros factores. Reforzar la persecución del fraude en la información del etiquetado y elaboración de productos alimentarios, mejorando para ello la coordinación entre las administraciones públicas competentes.
  • Desarrollar mecanismos de financiación y apoyo a la agricultura y alimentación de calidad para poder ser más competitivo a nivel europeo y a nivel mundial.
  • Con objeto de reducir el desperdicio alimentario desde el sector productor, se debería fomentar la relación contractual con estimaciones previas de compras, así como la revisión de determinadas normas de comercialización en base a parámetros como calibres, aspecto exterior, peso, etc.

¿Qué necesidades identificáis que deberían poner en marcha las administraciones públicas con respecto a los pilares estratégicos?

  • Aprobación urgente de una Ley de Agricultura Familiar que establezca prioridades de apoyo y otras medidas de fomento diferenciadas, así como la realización de acciones que pongan en valor ante la sociedad las diversas funciones que ejerce la Agricultura Familiar, desde el ámbito social, económico y ambiental, y en especial en la producción de alimentos.
  • La lucha contra el fraude alimentario: trazabilidad, etiquetado, composición de alimentos, etc.
  • Mejorar la normativa referente a la información que recibe el consumidor con el objeto de poder identificar adecuadamente el origen de los alimentos, modelo de producción, etc
  • Realizar campañas de valorización de la función productora de alimentos por parte de la Agricultura Familiar.
  • Desarrollar unas normas básicas para un etiquetado sostenible, donde además de los aspectos ambientales, se tengan en cuenta los aspectos sociales y económicos.
  • Fomentar la producción y el consumo de alimentos de proximidad y de ecológicos producidos en nuestro país.

¿Echas en falta algún otro pilar estratégico?

No, consideramos que los 6 pilares estratégicos planteados son suficientes, pero si es necesario profundizar y realizar las medidas contenidas en cada uno de ellos y con una adecuada participación de la sociedad civil, en especial de las Organizaciones Profesionales Agrarias

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