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Agricultura

¿Cómo será el futuro del olivar en España?

Etiquetas: olivar, aceite, aceitunas

UPA - 10/01/2019

El olivar en España tiene un futuro prometedor, pero también importantes incertidumbres que debemos despejar para apuntalar el progreso de un sector emblemático del que somos líderes mundiales. Desde UPA luchamos para conseguir apoyos para los sistemas más sostenibles de producción de aceitunas para aceite y para mesa. Y por supuesto, para nunca más la gran distribución use el aceite de oliva como producto reclamo.

El olivar es uno de los cultivos más importantes de nuestro país. Los olivos ocupan una superficie que ronda los 2,65 millones de hectáreas, mientras que la Interprofesional del Aceite de Oliva Español está compuesta por unos 400.000 olivicultores, 1.755 almazaras, 1.500 envasadoras y 22 refinerías. El olivar es, por tanto, absolutamente estratégico para el conjunto de la economía española y para muchas regiones y familias en España.

Asumiendo ese puesto de privilegio del olivar, en UPA estamos muy comprometidos en la defensa de los intereses de las pequeñas y medianas explotaciones agrarias dedicadas a la producción de aceitunas de almazara y mesa. Entendemos que un futuro prometedor para los olivicultores españoles tiene unas consecuencias económicas y sociales de primer nivel y que es preciso realizar los mayores esfuerzos para despejar las incertidumbres que pueden ensombrecer el panorama del sector y para aprovechar las grandes potencialidades que encierra.

El sector olivarero en España

España es el primer productor mundial de aceite de oliva y de aceitunas de mesa. También aparece como el exportador más importante en los dos casos. Esa doble constatación es suficiente para poner de manifiesto la relevancia de este cultivo. Aunque se registran oscilaciones muy significativas de la producción de una campaña a otra, podemos decir que en el pasado año se rondaron los 1,3 millones de toneladas de aceite de oliva y las 540.000 toneladas de aceitunas de mesa. Esas producciones suponen alrededor de la mitad de toda la producción mundial de aceite de oliva y en torno al 21% de la de aceitunas de mesa.

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Aproximadamente el 62% de la producción española de aceite de oliva se destina a la exportación. Según el Informe Anual de Comercio Exterior Agroalimentario, durante 2017 el aceite de oliva fue el auténtico motor de las exportaciones. Se exportaron más de 1 millón de toneladas de aceite de oliva, por un valor de 3.931 millones de euros. Los aceites de oliva representaron el 80% de las exportaciones y el 15% de las importaciones del total del grupo. En el caso de las aceitunas de mesa, las exportaciones alcanzaron las 308.370 toneladas y los 740 millones de euros. Las exportaciones españolas de aceitunas acaparan el 30% del comercio mundial.

Existen cultivos de olivos en 34 provincias de 13 comunidades autónomas de nuestro país. El 96% de la superficie está ocupado por variedades de aceituna para almazara y el 4% restante por variedades para mesa. El olivar en regadío supone el 22% de la superficie total, relación que se incrementa en Andalucía hasta el 30%. El sistema de riego más utilizado es de tipo localizado, que representa el 85% de la superficie regada de olivar. En total, se estima que en España hay más de 340 millones de olivos. Jaén es la principal provincia olivarera de España, ya que allí se concentra el 39,5% de toda la producción española y el 20,1% de la mundial. En segundo lugar se sitúa Córdoba, con porcentajes respectivos del 20,9% y del 10,6%. En el caso de la producción de aceitunas de mesa, Andalucía, con el 84,5% del total, y Extremadura, con el 13,3%, controlan la mayoría de la oferta.

Olivar tradicional y olivar intensivo

La base productiva del olivar español está caracterizada por pequeñas y medianas explotaciones y utilizando preferentemente métodos de cultivo tradicionales.

El sistema tradicional de cultivo del olivo es el más extendido en España, así como en Italia o Grecia. Son cultivos con baja densidad de árboles (entre 80 y 120 por hectárea), en un esquema de cuadrícula. Estos olivos, normalmente con muchos años de vida, cuentan con dos o tres pies para incrementar la producción. Dentro de este sistema se distingue el olivar tradicional mecanizable, en suelos con menos de un 20% de pendiente y donde se mecanizan algunas labores, y el olivar tradicional no mecanizable, en suelos con más del 20% de pendiente en los que no es posible ni siquiera mecanizar la labor de recolección.

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Durante los últimos tiempos se detecta una tendencia hacia la implantación de métodos de cultivo superintensivos que se asocian con explotaciones más grandes. A nivel mundial, la agricultura superintensiva latifundista del olivar es la que más está creciendo y ya supone el 5% del total. Esta agricultura se está extendiendo por zonas no habituales de cultivo. La mayor finca de olivar plantada en el mundo se localiza en Túnez y tiene más de 18.000 hectáreas de olivar tradicional. Con sistemas de producción intensivos, la mayor finca de olivar está en Arabia Saudí, con más de 7.000 hectáreas. Las otras fincas de mayor tamaño están en América (4), Asia (2), Oceanía (2) y África (1). Entre todas ellas alcanzan las 60.000 hectáreas, superficie superior al olivar de EEUU, Israel, Líbano, Chile o Francia. La finca española más extensa de olivar ocupa el puesto 13º de este ranking.

El sistema intensivo de cultivo del olivo se realiza con olivos aislados con la copa en forma de vaso, olivos jóvenes de un solo pie colocados en marcos de 6 x 6 o de 6 x 3 metros, con densidades entre 200 y 600 árboles por hectárea, con pasillos de 6 metros. La mecanización de la recolección permite el uso de vibradores autopropulsados con paraguas o de cosechadoras. El sistema superintensivo de cultivo consta de hileras de olivos muy jóvenes con disposición en seto que permiten densidades entre 1.000 y 2.000 árboles por hectárea con calles de apenas 4 metros. La vida útil de las plantas llega, como mucho, a 14 años. Este sistema permite la completa mecanización del proceso de recolección y transporte.

Se estima que para 2030 el olivar tradicional ocupará una superficie del 55% del total mundial, mientras que los sistemas intensivos alcanzarán el 22% y los superintensivos el restante 23%.

Parece evidente que los sistemas intensivos y superintensivos tenderán a ganar importancia en detrimento de los sistemas tradicionales, pero esa transición deberá ser ordenada, permitiendo que las pequeñas y medianas explotaciones olivareras puedan abordar su transformación con garantías de éxito.

No se trata de impulsar la creación de nuevos latifundios mecanizados que expulsen a la población rural de su entorno. Creemos que hay que mantener la actual estructura productiva, introduciendo cambios y mejoras en los sistemas de producción. Para ello es necesario disponer de ayudas para acometer las inversiones imprescindibles en las zonas donde estas sean viables y asegurar la sostenibilidad de los olivares tradicionales en las zonas donde no es posible adoptar métodos agrícolas más mecanizados. Es necesario, asimismo, garantizar el reconocimiento de las producciones tradicionales, poniendo de relieve la mayor calidad de los productos obtenidos a partir de esas técnicas productivas.

Agua suficiente para un olivar rentable

El olivar ha sido tradicionalmente un cultivo de secano, pero debido al valor del aceite de oliva se han extendido los sistemas de regadío. En secano, las producciones rondan los 25 kg/árbol, mientras que en regadío se puede llegar hasta los 75 kg/árbol, con máximos de 250 kg/árbol. Lo más habitual es recurrir a sistemas de riego por goteo, dada su mayor eficiencia y sus menores efectos sobre la erosión.

El agua es, por tanto, un elemento clave para incrementar la productividad del olivar y es preciso impulsar medidas, programas y obras que garanticen agua suficiente para los olivos. Desde UPA hemos defendido con energía esta posición en todas las grandes zonas olivareras de nuestro país.

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El caso de Jaén es, en ese sentido, muy representativo. Jaén es la mayor zona productora de aceite de oliva de España. En Jaén se produce más aceite de oliva que el segundo productor mundial, Italia. Desde hace tiempo, UPA Jaén viene reclamando la regularización de los regadíos a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir para asegurar el futuro de muchas explotaciones olivareras. Recientemente, UPA Jaén ha conseguido que la Confederación estudie la posibilidad de abrir un procedimiento de riegos coyunturales para cubrir 1.000 hectáreas de olivar de la Sierra de Segura y valore la posibilidad de aumentar la dotación de agua para riego en toda la provincia. Con agua suficiente, el futuro del olivar se despeja y en UPA somos muy conscientes de que la defensa de los pequeños y medianos olivareros pasa por disponer de agua para garantizar la sostenibilidad de sus explotaciones. Estamos comprometidos para asegurar que ese propósito se consiga.Nunca más el aceite de oliva como producto reclamo

Un grave problema que afecta a los olivareros y a los primeros eslabones productivos de las cadenas de valor del aceite de oliva es la utilización de este como producto reclamo en las grandes cadenas de distribución alimentaria, presentando ofertas con precios que están fuera del valor real de producción. El aceite de oliva tiene un indudable prestigio entre los consumidores españoles y constituye un atractivo a la hora de iniciar la compra si se encuentran ofertas con precios anormalmente bajos. De esta manera se consigue atraer a un mayor número de consumidores potenciales que completan su cesta de la compra con otros productos, estos ya a precios “normalizados”. Este fenómeno se denomina “venta a pérdidas”, porque las cadenas presionan a los productores para que estos acepten vender por debajo de sus propios costes de producción. Se trata de un hecho repetido y constituye una constante amenaza para los eslabones más débiles de las cadenas productivas. UPA ha estado vigilante ante ese abuso flagrante de las cadenas de distribución y ha realizado varias denuncias ante los organismos de defensa de la competencia que han terminado en multas y sanciones, muy insuficientes para tener un verdadero efecto disuasorio.

La desigualdad entre los eslabones de la cadena alimentaria es la causa principal que provoca estas situaciones tan injustas. Las grandes empresas de la distribución alimentaria tienen una capacidad de imposición de precios frente a una multitud atomizada de pequeños y medianos productores y se aprovechan de esa situación para forzar a la baja las cotizaciones de algunos productos particularmente atractivos, como el aceite de oliva.

Hay que seguir denunciando los abusos, pero hay también que dotarse de instrumentos legales más eficaces y justos, con sanciones proporcionadas frente a la gravedad de los hechos. También es preciso efectuar campañas de sensibilización entre los consumidores, mostrando la realidad que se esconde detrás de unos precios anormalmente bajos. Es muy importante que, entre todos, demos valor a un producto tan importante, y tan “nuestro”, como es el aceite de oliva. Desde el punto de vista cultural, social, económico, ambiental y, también, atendiendo a sus importantes propiedades para la salud, el aceite de oliva es un bien colectivo que, entre todos, debemos defender y promocionar.

Juntos somos más fuertes

Una de las causas que explican el buen comportamiento del sector del aceite de oliva en España es el positivo desempeño de la Interprofesional del Aceite de Oliva. Esta organización sin ánimo de lucro representa a los diferentes actores que componen el sector. Su grado de implantación es muy elevado y llega al 87,7% en la rama productora (Cooperativas Agroalimentarias, UPA y ASAJA), al 91% en la rama transformadora (Cooperativas Agroalimentarias, INFAOLIVA, ANIERAC y ASOLIVA), representando el 87,4% del comercio interior y el 97,4% del comercio exterior.

Los principales objetivos de la Interprofesional son los siguientes:

  • Promocionar el consumo de los aceites de oliva de España en todo el mundo.
  • Impulsar la innovación.
  • Generar información que sirva de ayuda al sector para adoptar decisiones estratégicas, en particular las ligadas a los mercados.

La Interprofesional recibe aportaciones económicas del conjunto del sector y tiene el mandato de utilizar esos recursos para realizar actividades de promoción, mejorar la información y el conocimiento sobre producciones y mercados e impulsar programas de investigación y desarrollo, innovación tecnológica y estudios. Al menos, un 80% de los recursos obtenidos debe destinarse a acciones de promoción del aceite, mientras que el 20% restante se utiliza para estudios, programas de investigación e innovación y labores de coordinación.

Desde 2008, la Interprofesional ha impulsado cerca de 300 campañas de promoción en una veintena de países de cuatro continentes, que han contribuido al incremento de las exportaciones y a la mejora de la imagen internacional del aceite español. Esas campañas se han desarrollo también en España para mejorar el conocimiento que los consumidores tienen sobre los aceites de oliva.

En UPA somos conscientes de que la Interprofesional es un instrumento sumamente útil para la defensa y promoción de los intereses del sector y estamos comprometidos y apoyamos su actuación, considerando que se trata de un buen ejemplo de trabajo coordinado para el logro de metas comunes y compartidas.

Artículo publicado en el número 270 de la revista oficial de UPA “La Tierra del agricultor y ganadero”

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