ver menu

Fundación de Estudios Rurales

Las 10 claves del año para la agricultura y ganadería familiar (y unas previsiones para el futuro)

UPA - 15/07/2020

La COVID-19, las políticas y presupuestos europeos y la aplicación de la nueva Ley de la cadena marcarán el futuro inmediato para los agricultores y ganaderos familiares.

  1. La agricultura y la ganadería familiar siguieron trabajando durante el último año haciendo frente a una importante crisis de bajos precios y altos costes, lo que hundió su rentabilidad.
  2. La renta agraria nacional descendió, en 2019, un 8,4%. Esta situación, unida al insuficiente relevo generacional, hizo descender el número de activos dentro del sector primario: un 2,4% menos, hasta 933.600 personas (INE, 2019).
  3. Los bajos precios y la sequía lastraron a las producciones agrícolas, sobre todo a aceite de oliva, cereales, leguminosas, oleaginosas, frutas y uvas para vino.
  4. Los agricultores y ganaderos, convocados por UPA en unidad de acción con las otras organizaciones profesionales agrarias, llevaron a cabo el mayor proceso de movilizaciones agrarias de la historia de España, logrando una modificación histórica de la Ley de la cadena alimentaria, para acabar con los abusos.
  5. El problema del despoblamiento dio un salto de calidad en la opinión pública, ocupando un lugar nunca antes visto en las últimas elecciones generales del mes de noviembre.
  6. El cambio climático siguió haciéndose patente cada vez más para los agricultores y ganaderos españoles, incrementando el riesgo de la producción y aumentando las cifras de contratación de seguros agrarios.
  7. La cadena agroalimentaria siguió funcionando durante la pandemia con estabilidad, garantizando el suministro de alimentos para toda la sociedad, sin embargo, siguieron produciéndose casos de abusos e incumplimientos de la Ley de la cadena.
  8. El debate sobre la futura PAC ha continuado a medio gas, lastrado por el Brexit y las incertidumbres presupuestarias de la Unión Europea.
  9. Los acuerdos y desacuerdos comerciales han continuado perjudicando a la agricultura y ganadería familiar. Los aranceles impuestos por EE.UU. o los diversos acuerdos injustos han seguido marcando la política comercial en lo que respecta al campo.
  10. La soberanía alimentaria ha pasado, en estos meses, de considerarse una entelequia a ser una realidad palpable. Y esa soberanía está sustentada, en España y en Europa, por los agricultores y ganaderos de carácter familiar.

2020: previsiones para un futuro inmediato

  • Las expectativas para 2020 pueden ser mejores que 2019 en producción, porque la climatología está siendo más razonable, pero de poco servirán mejores cosechas si no se traducen en mejores precios y una mínima rentabilidad.
  • La aplicación de la nueva Ley de la cadena alimentaria (y su reforma definitiva, con la trasposición de la Directiva europea de prácticas comerciales desleales) marcará las relaciones en la cadena agroalimentaria. Los que abusan cada vez lo tendrán más difícil. Los especuladores serán perseguidos.
  • Las protestas del sector han quedado en standby por la pandemia, pero el descontento en sectores como el del olivar es grande, por lo que no es descartable una vuelta a las movilizaciones en los próximos meses.
  • En otoño se constituirá el Comité Nacional de la Agricultura Familiar, que guiará las acciones que se llevarán a cabo en España en el marco del Decenio mundial de la Agricultura Familiar que se extenderá hasta 2029.
  • Las amenazas de recortes en el presupuesto de la PAC para los próximos años seguirán causando una gran preocupación entre los agricultores y ganaderos españoles. La propia supervivencia del modelo familiar está en juego si se siguen reduciendo las ayudas. La sociedad debe saber que recortando la PAC no perdemos los agricultores y ganaderos, pierde toda la sociedad.
  • Los efectos de la COVID-19 seguirán notándose también en el campo. Los sectores más dirigidos al canal Horeca seguirán sufriendo bajadas en sus ventas, destacando el ovino y caprino (tanto lácteo como de carne) y el vino, así como la flor cortada.
  • Las guerras comerciales y arancelarias seguirán perjudicando a los sectores con mayor actitud exportadora, para lo que será necesaria una acción política firme que evite perjuicios para los sectores.
  • La Estrategia De la Granja a la Mesa marcará también las normativas y políticas futuras a nivel europeo. Será imprescindible llevar a cabo análisis de impacto y una racionalización de las medidas para lograr que sus efectos sean positivos y no perniciosos.
  • Cuestiones como la sostenibilidad de las producciones, el respeto al medio ambiente y a la biodiversidad, y la adaptación al cambio climática continuarán cobrando cada día mayor relevancia. Los agricultores apostarán por la investigación, la innovación y la digitalización para producir más con menos, siendo más sostenibles. Para lo que es imprescindible asegurar una rentabilidad justa.
  • El debate sobre las condiciones en que los trabajadores del sector agrario desempeñan su labor seguirá ocupando titulares y debates. Es imprescindible abordar esta cuestión desde una visión integradora. Las personas migrantes son un activo importantísimo para la agricultura y la ganadería en España. Desde UPA se aboga por mejorar la realidad socioeconómica de los inmigrantes, ahondando en asuntos como el empleo, la integración social, el arraigo o las dificultades que afrontan estas personas.
  • Las tendencias de consumo de alimentos parecen dirigirse a los alimentos de máxima calidad, con un reconocimiento del origen garantizado. El consumidor, que seguirá consumiendo más en el hogar debido a la pandemia, seguirá incrementando el consumo de frutas y hortalizas, de legumbres y de lácteos, primando el factor calidad al de precio, una variable que, sin dejar de ser importante, no será la más relevante a la hora de configurar la cesta de la compra.
  • El modelo familiar de producción de alimentos seguirá cobrando relevancia como el más adecuado para garantizar la salud de los ciudadanos y ciudadanas, porque es el que mejor garantiza un uso sostenible de los recursos, una producción variada y respetuosa con el medio ambiente y una distribución de la población equilibrada por el territorio, evitando el despoblamiento de las zonas rurales, algo que hoy cobra también especial relevancia.

Principales indicadores del año 2019

Después de un lustro de crecimiento continuado, la renta agraria nacional en el año 2019 registró un descenso del 8,4% hasta los 26.234,5 millones de euros, según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). La sequía y los bajos precios en algunas producciones fueron la causa principal del descenso de la renta.

El valor de la producción final de la rama agraria ascendió a 50.656,9 millones de euros, lo que supuso un descenso del 2,9% sobre la cifra récord del año anterior (52.157,7 millones de euros).

Dentro de la rama agraria, el comportamiento fue peor para la producciones agrícolas que para las ganaderas. El valor de la producción animal aumentó un 3,4% hasta los 19.579,3 millones de euros, mientras que el de la producción vegetal disminuyó un 6,9% hasta los 29.310,4 millones de euros. Las caídas en valor más importantes se registraron entre los cereales, los cítricos, el resto de las frutas, el aceite de oliva y el vino.

En cuanto a las producciones animales, aumentó un 4,6% el valor generado por la carne y el ganado, al tiempo que el de los productos animales (leche, huevos y otros), disminuyó un 0,4% con respecto al valor generado un año antes.

La aportación a la renta agraria de todas las carnes y animales sumó 15.172,6 millones de euros y el de las producciones animales, 4.424,7 millones de euros, de los que 3.178,8 procedieron de la producción de leche, especialmente de la de vaca.

En el grupo de las carnes destacó el sector del porcino, que tuvo un buen balance en 2019, pues registró un aumento de la producción en volumen (1,5%) y en precios (10,3% con respecto al año pasado). El valor total generado por este subsector cárnico se elevó un 11,2% hasta los 8.221,8 millones de euros.

Con respecto a los consumos intermedios, en 2019 experimentaron un aumento en valor de del 3,2%, debido a un incremento del 2,3% en los precios y del 1% en las cantidades consumidas. Así, aumentó la cantidad consumida de semillas y semillas y plantones (2,6%); energía y lubricantes (1,7%), piensos (1,3%), y gastos veterinarios (1,3%). En sentido contrario, se produjeron descensos ligeros en el consumo de fertilizantes y servicios agrarios

Por otro lado, en 2019 según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de activos (media de los cuatro trimestres del año) en los sectores de la agricultura, ganadería y caza (no incluye pesca) se situó en 933.600 personas, un 2,4% menos que la media del año anterior.

Rompiendo la tendencia de los dos años anteriores, la cifra de parados del sector primario registrados en el año 2019 disminuyó un 1,5% (dato de diciembre comparado con el mismo mes del año 2018). Así, según los datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social al acabar el año estaban inscritos en los registros oficiales 140.960 parados en el sector agrario, 6.640 personas menos que en el mismo mes de 2018.

La balanza comercial del sector de alimentos, bebidas y tabacos en 2019 tuvo un saldo positivo de 14.215 millones de euros, un 18% más que en el año anterior, según lo datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. El valor de las exportaciones de todo el grupo ascendió a 53.180 millones de euros (un 5,2% más que en 2018), mientras que las importaciones sumaron 38.964 millones de euros (un 1,2% más).

Buscar noticias

buscar
mostrar todas